Héroes de Santuario
Desbloqueadas ya las cinco clases en la página de lanzamiento
"Llega la oscuridad, surgen los héroes", nos gustaría llamaros la
atención acerca de los relatos cortos desarrollados para la página de cada
clase. Aunque los héroes a los que controlas en Diablo III encontrarán sus
propios destinos guiados por vuestra mano, estos intensos relatos cortos os
ayudarán a entender lo que significa ser un bárbaro, un cazador de demonios, un
monje, un médico brujo y un mago.
Bárbaro
Era un hombre. Un hombre gigantesco, que
destacaba incluso entre esas descomunales bestias. Un hombre empapado en sangre
caliente que humeaba con el frío viento matutino. Vestía una capa de piel de
oso que cubría sus montañosos hombros y cubría sus piernas con desiguales
piezas de placas y malla. Recias botas de cuero de buey. Llevaba el pecho al
descubierto y con varias cicatrices. Las manos gruesas, anudadas y ásperas,
dispuestas alrededor de la empuñadura de una terrorífica arma que le igualaba
en proporciones. Su tamaño triplicaba fácilmente el del hacha de Aron, forjada
con metal negro inflamado y con varias muescas en su filo desigual. Se trataba
de una vasta y brutal herramienta de muerte, la cual sostenía como si fuese
parte del propio brazo. Solo podía tratarse de un bárbaro.
Cazador de demonios
Había un zumbido persistente y apenas
discernible. Las únicas señales de vida provenían de Josen y de otros dos
cazadores. Uno registraba las ruinosas estructuras y el otro permanecía de pie
junto a un almacén derruido. Fuera lo que fuera lo que había ocurrido allí,
habían llegado demasiado tarde como para hacer nada al respecto. Ya solo era
cuestión de buscar supervivientes. Después de todo, esa era la segunda tarea
más importante que realizaba su gente: alimentar y dar cobijo a aquellos que
habían quedado desamparados tras catástrofes sin igual. Guiarlos, apoyarlos,
curarlos, educarlos y entrenarlos... para que pudieran dedicarse a la más
importante de sus tareas si así lo escogían: convertirse en cazadores de demonios
para aniquilar al engendro infernal responsable de tales perversiones.
Monje
"Los patriarcas solicitan que lleves a cabo
una ardua tarea, una reservada exclusivamente para el más devoto de nuestra
orden", había proseguido el Inquebrantable. Observó a Zhota durante un
instante y frunció el ceño. "Has obtenido el rango de monje, pero en
ocasiones me pregunto si estás realmente preparado. En ocasiones creo que
sigues siendo ese chico tonto que vino por primera vez al monasterio. Más
bestia que hombre, en verdad… Una criatura salvaje con los ojos nublados por la
emoción, la intuición y todos esos efímeros sentimientos que cambian según se
antoje, con la misma rapidez que el viento. ¿Eres ese chico, o eres un
monje?"
Médico brujo
Cada temporada, después del Igani, los cuerpos
vaciados de los tributos se cosían con sumo cuidado en forma de perros, y sus
cuerpos se llenaban con abonos de hierbas y hojas secas. Una calavera hervida
de una fiera se utilizaba como cabeza, la cual se pegaba justo por encima de
una mata de plumas. Con la bendición de los espíritus, estos seres zombificados
servían como fieles esbirros a la entera disposición de un médico brujo.
Mago
Ese fue nuestro primer encuentro, y aún lo
recuerdo como si de ayer se tratase. Isendra adoptó el papel de maestra de
Li-Ming. Se convirtió en una mentora para la chica, y Li-Ming cultivó un
profundo respeto por la hechicera. Eran más parecidas de lo que Isendra o yo
habíamos sospechado. Pero Li-Ming agotó rápidamente el caudal de conocimientos
que Isendra poseía. Su relación cambió, y Li-Ming comenzó a tratar a la
hechicera como su igual más que como su maestra. Isendra también estaba
cambiando, y esa era otra fuente de preocupaciones para mí. Era demasiado
permisiva con respecto al comportamiento de Li-Ming. Sin nada más que aprender,
Li-Ming se dejó llevar por esa ansia de curiosidad tan característica de ella,
y ahí fue donde comenzaron los problemas.
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